domingo, 21 de agosto de 2011

La genialidad de Oscar

Corría el minuto 117 en El Campín, de Bogotá. La final del Mundial sub 20 parecía estar condenada a la tanda de penales, como hace 20 años en la última final que jugaron Portugal y Brasil. Pero Oscar, uno de los más destacados del partido, no quería dar el partido por terminado antes de tiempo. Estaba en el pico del área, encarando a un defensor portugués. Alzó la cabeza y se intentó marchar por fuera. Las fuerzas ya no eran las mismas que un par de horas antes y decidió buscar la escuadra contraria. La encontró.

Oscar marcó el gol decisivo en la final del Mundial sub 20, reivindicándose como el gran líder de este equipo en el que Coutinho no asumió el mando ni cumplió con las expectativas. Oscar marcó los tres goles de la final, aunque con cierta fortuna. Pero el último gol fue el mejor. Dejó en ridículo los criterios con que se ha elaborado la lista de candidatos al mejor jugador del torneo, lista en la que no se encuentra su nombre. Hoy tuvo una noche de gloria para cerrar un magnífico campeonato, en el que fue el mejor jugador de su selección, a la postre campeona, e incluso de todo el torneo.

Sin embargo, no necesita los premios individuales para que sea valorado como se lo merece. Su genialidad del minuto 117 es suficiente para centrar la atención de todos los aficionados al fútbol. Y junto a sus otros dos goles, Oscar se ha convertido en el gran héroe de esta selección sub 20. Porque, en realidad, Brasil ha ganado gracias a sus magníficas individualidades. Y, particularmente, gracias a Oscar dos Santos Emboaba Júnior, excepcional centrocampista del Internacional de Porto Alegre.

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